Diseñar una buena portada no es tan sencillo como pudiera parecer. A menudo veo portadas de libros hechas por aficionados al diseño con mucho ánimo, pero adoleciendo de algunas de las características que debe tener una buena portada profesional.
Para empezar, una portada profesional debe respetar el llamado «pliegue de cortesía» no incluyendo nada relevante en este espacio. Se trata de un línea vertical que se encuentra en la parte izquierda del libro y que realizará el impresor para que el lector pueda pasar las páginas sin dificultad y sin romper el cosido. El tamaño del pliegue de cortesía dependerá del grosor de la obra. Apurar los márgenes, metiendo el dibujo de portada dentro del pliegue es un error frecuente que causa muy mal efecto.
No respetar el sangrado lateral suele ser otro problema técnico importante. Un error propio de quiénes no están familiarizados con el diseño profesional de portadas. Así, las portadas presentarán un apurado excesivo hacia los lados que causará muy mal efecto. La sangría lateral deberá ser, en casi todos los casos, de seis milímetros, de este modo estaremos a salvo de la imprecisión de la guillotina que luego rebanará los bordes de las cubiertas.
¿Debe ser más grande el título de la obra o el nombre del autor? Como norma (aunque no hay reglas estrictas en este y los demás aspectos) suele rotularse más grande el nombre del autor si éste es muy conocido. Por contra, será mayor el nombre de la obra cuando el autor no sea tan conocido. Lo contrario resultaría ciertamente chocante.
Por cuanto al diseño, la lámina de fondo, el contraste y demás motivos que conforman una portada no hay más reglas que las del sentido del gusto visual. Podemos hacer una portada original o tremendamente clásica según convenga a la obra. Los colores vistosos llaman a los lectores desde las mesas de las librerías, invitándoles a comprar, pero los blancos resulta elegantes y de una gran saliencia estimular.
Por último, deciros que colocar a un libro una portada hecha por un aficionado es un crimen de lesa humanidad. Después de años trabajando, ¡la parte más visible muchos la encomiendan a un aficionado!
Una portada profesional no sale muy mal de coste y es el 50% de la venta de un libro. Por supuesto, el portadista seguirá las indicaciones del autor que es quién mejor conoce la obra.
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