He querido titular este artículo como la legendaria película de Charles Chaplin, aquella en la que un futuro aterrador se cernía sobre los pobladores de una urbe que se transformaba a pasos agigantados, camino de la deshumanización absoluta.
¿Es esto lo que está sucediendo con las librerías en la actualidad? Es posible.
La incursión del libro en internet representó una de las avanzadillas de un cambio que luego incluiría a multitud de productos —sino todos— y hoy por hoy ha supuesto el cierre de numerosas empresas de todos los sectores; fundamentalmente el pequeño comercio.
Pero no todo es tan terrible. En los últimos años, comprar libros online ha supuesto solo una parte del total de las ventas y parece que el mercado se estabiliza en este sentido. Las ventas de libros online siguen siendo elevadas, pero dejan aún un lugar para que los libreros puedan seguir ofreciéndonos sus magníficas tiendas que invitan a buscar y rebuscar obras de ahora y de siempre.
Es cierto que cada vez son más las librerías que cierran. Muchas de ellas tradicionales, de siempre, de librero viejo y libros empolvados —qué delicia—, otras más recientes que solo pretendían un lugar en el mundo y apenas duraron para ver cómo los tiempos modernos del internet las arrollaban hasta dejarlas con el cierre echado lleno de pegatinas de cerrajeros codiciosos.
Los mercados tienden a concentrarse y las cadenas de librerías gigantes se han hecho con lo que queda del pastel literario de ahora mismo. También existe un grupo de valientes libreros que se ha apuntado al carro de la venta de libros online y disponen de fabulosos portales que ofrecen novedades de todos los géneros posibles.
El futuro pasa por estas acciones. No podemos quedarnos sentados, llorando por las esquinas mientras las multinacionales del html acaban con nuestro mundo de libros en español. Si queremos sobrevivir debemos sumarnos a esta ola imparable de las nuevas tecnologías que no cesa y que nos arrastra a todos hacia nuevas formas de adquirir productos.
Nuestro ánimo, como amantes de los libros, no está tanto en que se limiten las comprar a través de internet, ni mucho menos, sino en que las pequeñas librerías se adapten y crezcan al ritmo que lo hacen las nuevas tecnologías.
Joaquín Almaraz, librero