Luis Folgado de Torres es el editor de siempre:
En una época, la que nos ha tocado vivir —nadie la elige— en la que todos los negocios buscan el lucro inmediato, cueste la reputación que cueste y caiga quien caiga, hay algunos señores que parecen venir otras épocas; aquellas en las que el orgullo profesional prevalecía sobre la inmediatez, la fama y el dinero.
Luis Folgado de Torres comenzó la casa por el tejado literario y fue escritor antes que editor (suele suceder al revés), supo ser fraile antes que cocinero. Es por eso, a lo mejor, que sabe lo que se guisa en las cabezas de los escritores que acuden a él en busca de prestigio y de vete a saber si de dinero y fama. Pero saltarse los preceptos literarios no va con mi amigo Luis Folgado quien, como el propio Machado, «Desdeña las romanzas de los tenores huecos» y busca y rebusca lo bueno por encima de lo comercial y lo efímero de romancillos superfluos.
En su obra El hombre que compraba gigantes, Luis Folgado de Torres demuestra que es un editor que sabe escribir; un escritor de calidad y ventas. Sabe, por tanto, de lo que habla cuando se dirige a un escritor. Tiene fama de gruñón y de ser implacable con aquellos que pretenden «colársela», devastador con los que piensan que esto de la literatura es otro atajo hacia la fama y el dinero —como pudieran serlo los toros o el fútbol— y complaciente solo con aquellos que afirman estar dispuestos a emprender la carrera literaria sobre un sendero plagado de sinsabores y de injusticias.
Melómano hasta el punto de vivir al lado del Auditorio Nacional, adora a Bach, Pergolesi, Respighi, Corelli, Bocherini y a otros tantos compositores que lo dieron todo en el Barroco. He tenido el gusto, además, de compartir su amor por la pintura, las meriendas, los paseos y las tertulias de pasar tiempo hablando de lo humano y lo divino.
Luis Folgado comienza su singladura de editor después de la crisis del 2008 (la que Zapatero negó tantas veces) que le llevó a dejar Málaga atrás y reinventarse en el Madrid imposible de la recesión. Fue entonces cuando su editor le llamó para que le ayudara con Ediciones Áltera, magnífica editorial que por entonces hacía aguas, devastada por aquella crisis infinita. Una gran editorial, de las más antiguas de España, que necesitaba una modernización importante y un márketing que nunca había conocido. Pasados dos años, Luis Folgado compra a su antiguo editor este sello editorial, del que sigue manteniendo su línea de publicaciones sobre Historia y ensayo, y crea Editorial Adarve con la intención de dar a conocer nuevos valores de la literatura española y Latinoamericana a aquellos escritores con talento dispuestos a hacer carrera por encima de «pelotazos literarios». Más adelante le siguen nuevos sellos editoriales dedicados a la poesía, a los jóvenes, la divulgación, además de fundar revistas literarias y todo cuanto puede ayudar a difundir la cultura en un país donde no te lo ponen fácil si pretendes hacerte un hueco en el mercado de los libros.
En los tiempos que corren hay que estar muy loco para pelear en el mercado editorial, sobre todo si tienes que pelear por otros, por muchos. Pero Luis Folgado nunca ha presumido de cordura y ha seguido hacia adelante. Recientemente, para colmo, ha abierto una de las más grandes librerías de Madrid, Capitán Letras, en pleno barrio de Prosperidad. Allí, las obras que publican sus editoriales conviven con otras de diferentes sellos. Un espacio generoso dedicado a la cultura para mucho más que adquirir libros, para rebuscar tesoros y despacharse un café entre hojeo y hojeo.
Es este el suma y sigue de un Luis Folgado de Torres siempre controvertido, editor in córpore, al cabo de quienes aman la literatura y muy lejos de los que piensan que «este es un negocio como otro cualquiera», porque no lo es. Incansable, imparable, un editor de los de antes, de los de verdad.